dimarts, de febrer 20, 2007

masages

recien volví de recibir clases de masaje, que bien me quedé, es sumamente relajante, entras con todo a cuestas, con tus neuras, problemas, agobios y comidas de tarro varias, y sales con una felicidad, una tranquilidad, un vacio relajante en tu interior, que te rodea por todas partes; es inexplicable, es una hora y media solo para mi, en la que escucho las directrices para hacer un buen masaje, pero me embuelvo en aceites, esencias, musica melodica y luces bajas, intento que al otro disfrute, que se relaje, que conecte conmigo, pues cuando me toca el turno de recibir esa complicidad se nota; en cosa de poco rato he pasado de un mundo a otro, lastima que nuestro mundo nos incita a romper esta dinamica.